Este martes, Amnistía Internacional dio a conocer un contundente informe titulado “Ábranos y verán que sangramos como ellos”, que denuncia la profunda discriminación que enfrentan las minorías religiosas en Pakistán, especialmente los cristianos, relegados a trabajos considerados “impuros”, como la limpieza de basuras y cloacas.
A pesar de que las minorías religiosas constituyen apenas el 2% de la población pakistaní, el 80% de quienes trabajan en la recolección de basura y mantenimiento de alcantarillados pertenecen a la comunidad cristiana, con el resto siendo hindúes. Esta segregación laboral tiene consecuencias mortales: al menos 84 trabajadores han fallecido en los últimos cinco años por la falta de infraestructura adecuada y por métodos inseguros.
El informe subraya que aunque Pakistán no reconoce oficialmente un sistema de castas, esta estructura social persiste en la práctica. El término “Chuhra”, históricamente asociado a castas bajas y sinónimo actual de cristiano, refleja el estigma y la marginación que sufren estas comunidades. Además, los pocos musulmanes que trabajan en estas áreas suelen evitar las tareas más degradantes y ocupan cargos de supervisión.
Entre los testimonios, destaca el de Shafiq Masih, un cristiano de 44 años que desde los 15 trabaja limpiando cloacas en Lahore sin protección alguna, expuesto a gases tóxicos y residuos contaminantes. “No hay equipo, no hay máscaras, a veces ni guantes. Entro a los pozos con las manos desnudas”, relata, describiendo las duras condiciones y el desprecio que enfrenta día a día.
En uno de los casos más impactantes, la muerte en 2017 de un trabajador cristiano por inhalación de gases tóxicos generó indignación al difundirse que médicos musulmanes se negaron a atenderlo por considerarlo “impuro” durante el Ramadán.
Violación a los derechos humanos
Isabelle Lassée, subdirectora regional para Asia Meridional de Amnistía Internacional, calificó la situación como una flagrante violación de los derechos humanos. “Muchos miembros de las minorías se ven forzados a estos trabajos por prejuicios arraigados que les niegan otras opciones”, declaró, al tiempo que instó al gobierno de Pakistán a aprobar una ley que reconozca la discriminación por motivos de casta como forma de racismo, para garantizar condiciones laborales dignas y seguras.
“No se trata de privilegios, sino del respeto básico a la dignidad humana y a los derechos fundamentales de todos los ciudadanos sin excepción”, concluyó la representante de Amnistía.
El informe abre un foco de atención sobre la urgente necesidad de reformas sociales y legales en Pakistán para erradicar esta discriminación estructural que condena a una parte de la población a vivir y trabajar en condiciones de extrema vulnerabilidad.