Una tragedia sacudió a la localidad de Komanda, en el este de la República Democrática del Congo, cuando al menos 43 personas, incluidos nueve niños, fueron asesinadas durante un violento ataque nocturno perpetrado por militantes de las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), un grupo islamista relacionado con el Estado Islámico. El ataque tuvo lugar en la madrugada del 27 de julio, en la iglesia católica Beata Marie-Clémentine Anuarite Nengapeta, donde se realizaba un retiro juvenil.
Los atacantes irrumpieron en el templo y comenzaron a disparar y agredir con machetes a los fieles congregados. Además de asesinar a los presentes, incendiaron vehículos, saquearon comercios y atacaron a desplazados que se refugiaban en las inmediaciones. La violencia también se extendió fuera del recinto religioso, dejando un saldo de destrucción generalizada y una comunidad completamente devastada.
La Misión de Naciones Unidas en el país condenó el hecho y lo calificó como un acto de violencia "atroz". Las víctimas fueron enterradas en una fosa común al día siguiente, tras una Misa funeral celebrada por el padre Aime Lokana Dhegoin en la misma iglesia.
Además de los fallecidos, se reportan varios jóvenes desaparecidos, que se presume fueron secuestrados por los mismos atacantes. Algunos sobrevivientes lograron escapar y relatar la brutalidad del hecho, mientras familiares identificaban entre lágrimas a sus seres queridos calcinados o mutilados.
Komanda, situada a unos 65 kilómetros al suroeste de Bunia, capital de la provincia de Ituri, es una región que ha sufrido múltiples ataques similares en los últimos años, como parte de la escalada de violencia que golpea al este del Congo. Las autoridades y organismos internacionales han reiterado la urgencia de reforzar la seguridad en la zona y de brindar apoyo humanitario inmediato a las víctimas y sobrevivientes.