Una nueva controversia sacude el seno de la Unión Europea tras la publicación de un informe por parte del Foro Parlamentario Europeo para los Derechos Sexuales y Reproductivos (EPF), el cual fue calificado como “abiertamente anticristiano” por la comisaria ministerial húngara Bernadett Petri.
Según informó el medio Hungary Today y replicado por The Christian Post, el documento denuncia un supuesto auge de grupos religiosos “antifeministas” en Europa, y señala a figuras y entidades cristianas como obstáculos al avance de los llamados derechos sexuales y reproductivos. El informe fue financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates y por Open Society Foundations, dirigida por George Soros.
Petri, una de las personas directamente mencionadas en el texto, reaccionó con firmeza. “Que mi nombre aparezca allí es motivo de orgullo. Si no estuviera haciendo algo bien, no intentarían desacreditarme a este nivel”, afirmó. La funcionaria criticó que se tache de extremistas a quienes defienden el cristianismo y los valores tradicionales, calificando esa actitud como “muy dictatorial”.
En su defensa del papel de la fe en Europa, Petri destacó que “las iglesias y los valores cristianos han sido piedra angular de la sociedad durante siglos, ofreciendo educación, apoyo familiar y servicios sociales”.
El informe también apunta contra organizaciones como ADF International, una entidad cristiana que presta asistencia legal en temas como la defensa de la vida, la libertad de expresión y los derechos parentales. Paul Coleman, director ejecutivo de la organización, declaró: “Cuanto más intentan silenciarnos, más evidente se hace que nuestro trabajo tiene impacto”.
Para Petri y otros líderes conservadores, esta embestida refleja el temor de ciertos sectores ante el resurgimiento de una Europa que reafirme sus raíces cristianas. “La pregunta es: ¿por qué temen tanto a quienes creen en Dios, en la familia, en la patria y en las tradiciones?”, cuestionó.
La polémica revive el debate sobre la tensión entre los valores tradicionales y las políticas de género promovidas en el ámbito europeo, así como el creciente papel de fundaciones privadas en el diseño de políticas públicas.
