Jimmy Swaggart, uno de los más reconocidos televangelistas del siglo XX, falleció el 1 de julio a los 90 años. La noticia fue confirmada por su ministerio oficial a través de un comunicado que celebró su vida y servicio cristiano: “El hermano Swaggart ha terminado su carrera terrenal y ha entrado en la presencia de su Salvador, Jesucristo”. Si bien no se informó la causa oficial de su muerte, su hijo Donnie Swaggart había comunicado semanas antes que su padre había sufrido un ataque cardíaco y permanecía en cuidados intensivos.
Nacido el 15 de marzo de 1935 en Ferriday, Luisiana, Swaggart fue primo del icónico músico Jerry Lee Lewis. A los 8 años experimentó lo que él mismo describió como un llamado divino al ministerio, y a los 17 contrajo matrimonio con Frances Anderson. Fue ordenado como pastor por las Asambleas de Dios en 1961 y, a lo largo de los años, su ministerio se convirtió en uno de los más influyentes del mundo.
Durante los años 80, su programa alcanzó una audiencia internacional en más de 140 países. Su mensaje pentecostal, acompañado por música góspel, lo convirtió en una figura familiar en millones de hogares. En su apogeo, su organización generaba ingresos por más de 140 millones de dólares anuales y contaba con estudios, templos y centros de formación en Baton Rouge.
No obstante, su trayectoria también se vio afectada por graves escándalos. En 1988, Swaggart fue expuesto por su involucramiento con una prostituta en Nueva Orleans, situación que confesó públicamente entre lágrimas ante miles de seguidores. “He pecado contra ti, Señor”, dijo en su histórica declaración. Tres años más tarde, un segundo incidente con una trabajadora sexual en California provocó su salida definitiva de las Asambleas de Dios.
A pesar de ello, Swaggart regresó al ministerio en 1995 con la fundación de SonLife Radio Network y, posteriormente, con SonLife Broadcasting Network en 2010, recuperando parte de su influencia entre las audiencias cristianas de EE.UU. y otros países. En 2022, ofició el funeral de su primo Jerry Lee Lewis, destacando su fe en la salvación.
Sus últimos días transcurrieron en su residencia en Baton Rouge, rodeado de su familia y en contacto con su equipo ministerial. Aunque su legado queda marcado por contrastes entre éxito, arrepentimiento y restauración, para muchos sigue siendo un ejemplo de cómo Dios puede obrar en medio de la debilidad humana.
La comunidad cristiana lo recuerda como un predicador apasionado que, a pesar de sus caídas, nunca dejó de proclamar el evangelio.
