Fieles evangélicos del municipio de Atzitzihuacán denuncian amenazas de muerte, intento de despojo de tierras y presiones para abandonar el pueblo por no participar en celebraciones católicas. La policía impidió un nuevo intento de agresión.

La comunidad evangélica del municipio de Atzitzihuacán, en el estado mexicano de Puebla, enfrenta por cuarta vez en menos de un año un intento de linchamiento por parte de vecinos que les acusan de no colaborar en las festividades religiosas católicas del lugar. El pasado miércoles, al menos treinta personas se congregaron alrededor del templo evangélico, lanzando amenazas verbales e incitando a la violencia contra los creyentes.

Según testimonios, la situación escaló tras el repique de campanas de la iglesia católica local, con el aparente respaldo del párroco Víctorino Fidencio Sánchez Hernández. Los fieles evangélicos afirman haber solicitado formalmente el cese de las hostilidades mediante una carta enviada al sacerdote el pasado mes de mayo, sin recibir respuesta.

La intervención oportuna de la Policía Municipal y de funcionarios de la Secretaría de Gobernación del estado evitó que la agresión pasara a mayores. Sin embargo, los afectados aseguran que no se trata de un hecho aislado: esta es la cuarta ocasión en que enfrentan actos similares, todos vinculados a su negativa de participar en celebraciones religiosas que consideran contrarias a su fe, por incluir prácticas como la veneración de imágenes y el consumo excesivo de alcohol.

Durante la última reunión conciliatoria, celebrada el 30 de mayo en el palacio municipal, el grupo católico exigió que los evangélicos cedieran sus tierras y anunciaron su intención de expulsarlos del pueblo. “Nos dijeron que si no accedíamos, nos atuviéramos a las consecuencias”, relató Jacoba Pérez Solís, una de las víctimas. El encuentro contó con la presencia del alcalde Jaime Arellano Carrillo, aunque hasta ahora no se han tomado medidas legales ni preventivas claras por parte de las autoridades.

Este conflicto se da en un contexto de cambio religioso en el país. Datos del INEGI y de la Encuesta Nacional sobre Creencias y Prácticas Religiosas en México indican una disminución sostenida de la feligresía católica y un notable crecimiento del número de evangélicos, lo que ha generado tensiones en algunas comunidades donde los factores religiosos, sociales y económicos se entrelazan.

Organizaciones de derechos humanos han alertado sobre la creciente intolerancia religiosa en zonas rurales de México, donde, en ocasiones, las autoridades locales omiten intervenir o incluso respaldan presiones comunitarias que vulneran derechos fundamentales como la libertad de culto y la propiedad privada.