Un funeral en la aldea de Ntoyo se convirtió en escenario de horror cuando milicianos vinculados al Estado Islámico masacraron a casi todos los asistentes y redujeron a cenizas una treintena de viviendas. El silencio internacional vuelve a rodear la violencia contra comunidades cristianas en África central.

Más de un centenar de cristianos fueron asesinados este lunes en la localidad de Ntoyo, al este de la República Democrática del Congo (RDC), durante un ataque perpetrado por las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), una milicia yihadista vinculada al Estado Islámico en África Central.

Según informó la agencia Amaq, afín al ISIS, los atacantes abrieron fuego contra los asistentes a un funeral, dejando prácticamente sin vida a toda la congregación. Vecinos que colaboraron en la recogida de cadáveres aseguraron que el número de víctimas supera el centenar, aunque las autoridades congoleñas aún no han ofrecido un balance oficial.

Los milicianos no solo acabaron con la vida de los presentes, sino que incendiaron unas 30 casas y propiedades cristianas antes de retirarse. “El ataque buscó sembrar el terror en la comunidad y cuestionar la eficacia de las operaciones militares congoleñas y ugandesas en la región”, indicaron en un comunicado.

Una estrategia de exterminio

La región oriental de la RDC, especialmente en Kivu Norte e Ituri, se ha convertido en un epicentro de violencia yihadista. Funerales, templos y aldeas cristianas son blancos recurrentes de estas ofensivas, cuyo objetivo, según expertos locales, es desarraigar y desplazar a comunidades enteras.

“Los cuerpos superaban el centenar. Nunca habíamos visto algo tan brutal en nuestra aldea”, relató un habitante que participó en el rescate de víctimas. El jefe local de Babika, Eugène Viringa, advirtió que la cifra de muertos podría aumentar en las próximas horas.

Silencio internacional

La masacre ocurre en un contexto de creciente invisibilidad mediática. Mientras los focos globales se concentran en otros conflictos, líderes religiosos y organizaciones humanitarias denuncian la falta de atención hacia lo que califican como un “genocidio contra los cristianos” en África central.

Las ADF, surgidas en Uganda en los años 90, se alinearon con el Estado Islámico en 2019 y desde entonces han intensificado sus ataques, dejando miles de muertos y comunidades desplazadas. En el terreno, la población congoleña sobrevive bajo un clima de miedo constante, con la fe convertida en un factor de riesgo mortal.