Un atacante suicida vinculado al Estado Islámico se inmoló en plena celebración litúrgica en la Iglesia de San Elías, en el centro de la capital siria. Es el atentado más grave contra cristianos en Damasco en los últimos años.

Al menos 25 personas murieron y más de 60 resultaron heridas este domingo en un atentado suicida perpetrado en la Iglesia de San Elías, ubicada en el barrio de Duweila, en el centro de Damasco. El ataque ocurrió durante el culto dominical, cuando el templo se encontraba repleto de fieles de la comunidad ortodoxa griega.

Según el Ministerio de Sanidad sirio, el autor del atentado, identificado como miembro del grupo yihadista Estado Islámico, ingresó al recinto religioso armado, abrió fuego contra los congregantes y luego se hizo estallar con un chaleco explosivo. La explosión dejó un rastro de devastación y numerosas víctimas, entre ellas mujeres, niños y ancianos.

Se trata del primer atentado de esta magnitud contra una iglesia cristiana en Damasco en varios años, lo que ha despertado una profunda preocupación entre las comunidades religiosas locales y organizaciones de derechos humanos.

Las fuerzas de seguridad acudieron rápidamente al lugar, acordonaron la zona y comenzaron las investigaciones para determinar cómo el atacante logró acceder al templo en un momento de alta afluencia. Equipos especializados están recolectando pruebas y revisando cámaras de seguridad.

Rami Abdelrahman, director del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, denunció en declaraciones a France 24 la creciente presencia de grupos yihadistas en el sur de Damasco. “He advertido muchas veces sobre la existencia de células extremistas en esa zona. Negaban su presencia, pero los atentados suicidas han comenzado”, afirmó. También pidió una operación de seguridad intensiva ante la posibilidad de nuevos ataques.

El atentado ha sido condenado por líderes religiosos y organismos internacionales, que piden protección para las minorías religiosas y una investigación exhaustiva. Mientras tanto, las iglesias locales han pedido orar por las víctimas y por la paz en Siria, un país aún marcado por más de una década de conflicto interno y violencia sectaria.